Siluetas
desconocidas, imperfectamente perfectas se pavonean al ritmo del ambiente...
claro y pálido, resplandeciente entre oscuras sabanas protectoras de frió, tal
cuerpo rebelde, juvenil y hechizante provoca vapor en las ventanas de invierno,
encandilado esta su lecho, espacio sofocante tras su sombra coqueta, aquella
que se desprende, libertina, alocada, sin dueño, ella que baila, que seduce,
que entorpece a cualquiera, que te roza y desaparece, te desquicia y obsesiona.
Belleza fina, traspasa la puerta, sola en tu realidad, placentera, satisfecha,
allí juegas, ríes, nerviosa, gritas, cortesana de tus deseos, bajo tus propias
manos, fantasía eres.
Sueño
noble, te quiero tangible, sobre tantos soñadores que vacilan por tu piel,
inspiración para el arte incomprendido, tus caderas cual lienzo para mi
demencia se posan en mi cabeza, tus pechos endulzan mis ideas, tu ombligo
dormido, esperando mi lengua, tu cuello blanco entre selvas de cabello largo y
sublevado llamando al pecado...
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