No poder hablar, tu presencia me desconcierta,
las palabras quietas, congeladas no se sueltan.
Bella damisela, no me exhibas mas tus piernas,
provocas mi mente en vela, mi sirena perfecta.
Fiel mi mirada hechizada por tu esplendor sideral,
un montón de jadeos esparciéndose por mi interior,
gritando tu nombre, llueve éxtasis sobre mi piel,
demonio angelical me das sed, sed de arder dentro tu ser.
Echo al tacto, tu cuerpo modelado, fino y preciso,
induce a mi locura segura, bajo mis manos,
llenas de destreza y halagos, acarician el viento, soñando el ocaso de tu intimidad.
utópico deseo majestuoso.
Durmiendo mis labios sobre tu regazo, añorando tus rasgos, tu rostro primoroso, tal cuello tierno y pálido, cuales hombros atractivos ciegan mis pupilas, mi lengua,
hasta mis fantasías.
Lentamente acechando, como una víbora a su presa indefensa, recorro entre tus muslos, extasiada por su suavidad, hasta ese punto, la meta gloriosa cual me propongo, en busca de tal miel única que libera tu placer, la entrada a mis mas profundos caprichos, el mismo limbo o tal vez el paraíso.
Dulce caramelo de lujurias, tan simple a mi frente, en mi
perdición te conviertes tras los cristales de mi mente.
Niña de bien, orgullosa y tranquila por el día, y poderosa fiera eres cuando danzas por mis noches somnolientas.
No esta mal, desear mi par... y concretar tal echo carnal.
La fémina que se desvela pensando en la rosa.

No hay comentarios:
Publicar un comentario